El ámbito empresarial cuenta con una variedad de roles que desempeñan funciones esenciales para garantizar el éxito de las organizaciones. Entre ellos, dos posiciones destacan por su relevancia y, a menudo, generan cierta confusión: el key account manager y el project manager. Aunque sus nombres puedan parecer similares, sus responsabilidades y enfoques estratégicos son claramente distintos.
A continuación, analizaremos en profundidad ambos roles para que puedas comprender sus diferencias y cómo encajan en la estructura de una empresa.
El key account manager (KAM) es una figura clave en empresas que dependen de relaciones sólidas con grandes clientes. Su trabajo no solo se enfoca en mantener la satisfacción del cliente, sino también en optimizar el valor que estos aportan a la organización.
Un key account manager es el responsable de gestionar las cuentas clave de una empresa. Estas cuentas suelen representar una parte significativa de los ingresos, por lo que requieren un enfoque estratégico y personalizado.
Su principal objetivo es fortalecer las relaciones comerciales a largo plazo, identificando oportunidades de crecimiento y colaborando con los clientes para alcanzar metas conjuntas.
Las funciones de un key account manager incluyen:
Para destacar en este rol, es esencial contar con:

El project manager (PM) desempeña un papel central en la planificación, ejecución y entrega de proyectos dentro de una organización. Su enfoque se centra en los procesos internos y la coordinación de recursos para cumplir con los objetivos establecidos.
Un project manager lidera equipos multifuncionales para completar proyectos específicos dentro de un marco de tiempo, presupuesto y calidad previamente definidos. Su rol es crucial para transformar ideas en resultados tangibles, asegurando que cada etapa del proyecto se ejecute de manera eficiente.
El día a día de un project manager incluye:
Un project manager exitoso debe poseer:
A pesar de que ambos roles son fundamentales, el enfoque y las áreas de impacto de cada uno varían significativamente.
El key account manager está centrado en relaciones comerciales a largo plazo, mientras que el project manager se enfoca en la gestión de proyectos con plazos definidos. Esto refleja una distinción clara en la naturaleza de sus metas: uno busca el crecimiento continuo de una relación, y el otro, la finalización exitosa de un proyecto.
Mientras que el KAM trabaja directamente con los clientes clave para entender y satisfacer sus necesidades, el PM se ocupa de la gestión interna de recursos y equipos para completar un proyecto que puede beneficiar tanto a la empresa como a sus clientes.
El KAM actúa como un puente entre el cliente y la empresa, priorizando la comunicación externa. Por otro lado, el PM es más interno, gestionando equipos y asegurándose de que cada parte del proyecto avance según lo planificado.
Elegir entre las profesiones de key account manager y project manager no es solo una cuestión de preferencia, sino también de autoconocimiento y alineación con tus objetivos profesionales.
Ambos roles ofrecen oportunidades de desarrollo personal y profesional, pero requieren habilidades e intereses específicos que pueden influir significativamente en tu satisfacción laboral y éxito a largo plazo.
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Para aquellos que disfrutan de la interacción constante con clientes y tienen una habilidad innata para construir relaciones sólidas, el camino del key account manager puede ser más atractivo. Este rol requiere una gran capacidad para negociar, identificar oportunidades comerciales y diseñar estrategias a medida que beneficien tanto a los clientes como a la empresa.
Además, es una opción ideal para quienes se sienten cómodos trabajando en entornos comerciales y están motivados por la posibilidad de generar un impacto directo en los resultados financieros de la empresa.
Por otro lado, quienes poseen una mente analítica y disfrutan de la planificación y ejecución de proyectos pueden sentirse más realizados en la posición de project manager. Este rol requiere habilidades organizativas excepcionales, la capacidad de gestionar múltiples tareas y un enfoque claro en la resolución de problemas.
Un PM debe estar preparado para liderar equipos diversos y encontrar soluciones efectivas bajo presión, lo que lo convierte en una excelente opción para personas que prefieren trabajar detrás de las operaciones en lugar de estar en contacto constante con clientes externos.
Ambos roles ofrecen oportunidades atractivas en términos de remuneración y desarrollo profesional, dependiendo del sector y la experiencia acumulada. Por ejemplo, en mercados altamente competitivos, los KAM tienden a tener salarios más altos debido a la importancia estratégica de sus cuentas clave.
Un KAM podría pasar su jornada reuniéndose con clientes, negociando contratos y analizando datos de ventas. En cambio, un PM podría estar revisando cronogramas, asignando recursos y supervisando la implementación de un proyecto.
El KAM se centra en las relaciones estratégicas con clientes clave, mientras que el PM lidera proyectos internos para alcanzar objetivos específicos.
Sí, y de hecho, en muchos casos colaboran estrechamente. Por ejemplo, un PM puede liderar un proyecto específico solicitado por un cliente gestionado por un KAM.
Aunque las cifras pueden variar, los KAM suelen tener un salario base superior debido a las bonificaciones relacionadas con el rendimiento. Los PM también cuentan con ingresos competitivos, especialmente en sectores tecnológicos y de ingeniería.